En toda la provincia e incluso, más o menos cerca de la capital, existen numerosos restos de asentamientos prehistóricos donde aparecen claramente señales de núcleos poblacionales, con restos de muros, viviendas o túmulos funerarios. Quizás fue la abundancia de agua y de metales lo que influyó en esta ocupación del terreno.
En la ciudad los restos más antiguos son del S.VII a.C. En esta época los fenicios ya habían llegado a las costas de Granada fundando una importante ciudad, Sexi (Almuñécar) donde quedan restos arqueológicos de lo que tuvo que ser una importante industria dedicada a la salazón del pescado. Y es lógico que éstos se movieran hacia el interior del territorio y establecieran relaciones comerciales con los íberos granadinos (basteáramos).
Ése es el germen de la actual ciudad de Granada por donde también pasaron griegos y cartagineses. Hay evidencias de moneda propia acuñada en esta ciudad desde la segunda guerra púnica y hasta los visigodos.
Además hay una importante referencia para la cristiandad, el famoso concilio de Ilíberis , nombre romano de Granada, que tuvo lugar al principio del S.IV, siendo uno de los primeros concilios cristianos. En este concilio intervino el obispo Osio.
Después de la ocupación romana, con la llegada de los visigodos, parece que hubo un desdoblamiento general hacia zonas más bajas por lo que el lugar donde se ubica actualmente la ciudad quedó bastante desierto.
Así, el núcleo principal de población estaba a unos 10km de la actual ciudad. La Ilíberis romana fue renombrada como Madinat Ilbira por los musulmanes, siendo una importante ciudad durante la época califal. Durante la primera época de ocupación islámica fue capital de provincia (cora), es decir desde el inicio de la invasión en el 711 y hasta la ruptura del califato con las guerras de Taifas en el 1013. Una vez constituida Granada como reino, tras la ruptura con Córdoba será una familia norteafricana, los ziríes, los que se hagan con el poder y decidan ubicarse en el actual barrio del Albayzín que será amurallado.
Con los almorávides y almohades la ciudad no varió mucho, fueron surgiendo otros barrios y se ampliaron las murallas y se construyeron puertas de acceso.
Se construyó la Alhambra, que en si misma funcionaba como una Medina autónoma y autosuficiente. La ciudad estaba perfectamente definida por sus barrios, murallas y puertas.
Tras la caída de Granada, el 2 de Enero de 1492, y la llegada de los cristianos, la ciudad siguió conservando su aspecto tradicional, dividida en barrios por gremios y manteniendo los mercados y las mezquitas. El fin de la guerra de Granada fue pactado al verse el último sultán nazarí vencido. Y las capitulaciones respetaron los derechos de los musulmanes que siguieron viviendo exactamente igual que hasta entonces.
Pero ocho años después se incumplen los términos de la rendición y la población islámica es obligada a convertirse o a marcharse. Esta decisión dará lugar a revueltas, sofocadas con fuerza, y a la transformación de mezquitas en iglesias.
Con la llegada al poder del emperador Carlos V, Granada verá cómo se diseñan una serie de importantísimos edificios que empiezan a transformar la ciudad islámica en cristiana; la capilla real, el hospital real, la catedral, el palacio del propio emperador en el interior de la Alhambra o la real Chancillería además de demoler mezquitas para transformarlas en iglesias y fundando conventos o abriendo plazas.
Esta política anti islámica o, mejor, anti morisca continuó con Felipe II, dando lugar a la rebelión de esta población que había sido obligada a convertirse, aunque en privado seguían practicando el islam. La referida rebelión de 1568, surgida en el Albayzín, supone la expulsión de este grupo poblacional una vez que las revueltas fueron sofocadas. A partir de ese momento el antiguo asentamiento de típicas casas con patio, huerta y agua, tan características de la época islámica, sufrieron un proceso de abandono y ruina.
Esa ruina, tras la expulsión de los moriscos, se extendió a lo económico por la pérdida de la industria de la seda y también por desgracias naturales como inundaciones, terremotos o epidemias que diezmaron la población.
Tras los siglos XVI y XVII la ciudad se irá recuperando lo que da lugar en el S.XVIII a la construcción de obras civiles, plaza de toros y bulevares que van ensanchando la ciudad para lo cual es necesario destruir antiguas puertas y murallas.
La Granada de principios del XIX se había recuperado y era una ciudad importante desde el punto de vista administrativo, por la real Chancillería. En la ciudad vivían una importante cantidad de notables y altos funcionarios. A esa actividad burocrática había que añadirle su alta clase religiosa, militar y por supuesto la Universidad. Era fundamentalmente una ciudad de servicios pero también con una importante industria comercial y artesanal. Sin olvidar su rica y fértil vega que daba como resultado una importante actividad agrícola.
El inicio del XIX es también el de la invasión napoleónica y la ciudad de Granada, tomada por los franceses, sufrirá modificaciones sobre todo por las nuevas obras de fortificación aunque también se construyó un teatro y se ampliaron y ajardinaron los bulevares. También se construyeron puentes aunque para todo ello aprovecharon materiales de otros edificios y construcciones que en parte fueron destruidos. Y por supuesto antes de marcharse derrotados destruyeron puertas, murallas y torres, tanto en la ciudad como en la propia Alhambra.
El siglo XIX continuó bajo una depresión económica lo que afectó al desarrollo urbanístico de la ciudad. Además la ciudad perdió importancia burocrática y administrativa y durante la desamortización muchos bienes religiosos, que concentraban lo mejor de la arquitectura granadina, se perdieron y con ello parte de nuestro rico patrimonio.
La segunda mitad del XIX, sin embargo, fue de bonanza y desarrollo económico, gracias a la industria azucarera o a la llegada del ferrocarril. Se ampliaron y abrieron calles siguiendo un diseño moderno, se destruyeron viejas edificaciones y desaparecieron barrios que aún sobrevivían desde la época musulmana, se emboveda parte del río Darro. Es el nacimiento de la moderna Granada, quedado así las casas de diseño islámico, los Cármenes, solo en el Albayzín.
Durante la segunda república los movimientos obreros y sindicales crecieron en auge, quizás por las diferencias sociales entre los terratenientes y clases altas con la clase trabajadora, tanto en la ciudad como en el campo. Proletariado que en muchos casos malvivía y exigía derechos. Esto fue un cóctel explosivo que dio lugar a disturbios callejeros.
La guerra de 1936 supuso el control de la ciudad por parte de las fuerzas sublevadas contra la República y solo hubo un poco de resistencia en el Albayzín, pronto sofocada.
Al final de la guerra se desarrollaron planes para reformar edificios, ensanchar calles y avenidas, demoler algunas zonas antiguas e insalubres que bloqueaban el crecimiento de la ciudad.
La crisis económica de la posguerra se cebó con la industria granadina. La población en buena parte se vio obligada a emigrar y salvo funcionarios o gente vinculada a la universidad, el futuro laboral era oscuro.
A partir de los años 60 y entre otras cosas gracias al turismo, la ciudad empezó una constante evolución, se desarrollaron los barrios y crece el área metropolitana. Todo esto traerá como resultado una modernización paulatina de la ciudad.
Hoy día es Granada una ciudad que vive fundamentalmente del turismo y la Universidad. Sigue siendo una ciudad de servicios que mantiene aún una estructura medieval en el barrio del Albayzín y sus pintorescas casas cueva en el Sacromonte.
Contrastes entre lo moderno y lo tradicional que le dan una impronta única y que hacen de Granada un lugar especial, agradable y bello con rincones y miradores espectaculares.
Visita guiada con derecho a acceder a todo el complejo monumental de la Alhambra donde nuestros guías oficiales le guiaran a través
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